En los últimos años las casas modulares han evolucionado hacia modelos más eficientes, habitables y de diseño. Con el auge de este tipo de casas, aprovechamos para hacer un pequeño análisis sobre los pros y los contras que tienen respecto a las viviendas convencionales.
A favor.
Tiempo: La principal ventaja de las casas modulares sobre las clásicas viviendas construidas in situ, es el poco tiempo que requieren para habitarlas desde el momento en que se encarga el proyecto. Esto es debido a que son casas ya fabricadas y lo único que ha de hacerse es transportarlas hasta el lugar que se desee y asentarlas sobre una pequeña cimentación realizada acorde a las dimensiones de la casa.
Acabado: Sus materiales, técnicas de elaboración y controles de fabrica, permiten alcanzar una calidad a la que no se puede llegar sin esta industrialización.
Sostenibilidad: Los dos puntos anteriores hacen que sea una construcción más sostenible. Menos materiales desperdiciados, menor consumo de recursos energéticos. Esto no quiere decir que la casa sea más sostenible, sino que es mas sostenible el proceso de construcción; pues la sostenibilidad durante su vida útil dependerá de factores como el uso de emergías renovables, un diseño pensando en el lugar, etc.
En contra.
Poca flexibilidad: Al optar por este tipo de vivienda, debemos tener bien claras nuestras necesidades y preferencias futuras, ya que al estar hechas con sistemas constructivos industrializados, si necesitamos cambios, redistribuciones o hacer ampliaciones supone un problema, ya que son materiales que no podemos romper i darles una continuidad como por ejemplo a una pared de ladrillo.
Además si tenemos que realizar cualquier tipo de reparación (electricidad, fontanería, particiones, carpintería…) tenemos el mismo problema ya que repararlo supondrá un sobrecoste debido a que son materiales que tienen una estructura y colocación que no favorecen su reparación.
Precio: A pesar de que a simple vista el precio puede parecer una ventaja de este tipo de casas; terminan resultando mucho más caras de lo que parece en un principio.
Al precio de la vivienda habría que añadirle como mínimo, el precio del terreno donde la queramos ubicar, el costo de las instalaciones generales de agua, luz, saneamiento, climatización y telecomunicaciones; además de tener que realizar una cimentación superficial. La accesibilidad a la vivienda es otro gasto que deberemos tener en cuenta, así como los trabajos de jardinería, la construcción del vallado perimetral y la puerta de acceso principal a la parcela. Todo esto sin contar que se quiera tener un garaje o una piscina.
Por último suponiendo que el IVA y el transporte de la casa están incluidos, faltarían por pagar licencias y permisos, dependiendo del lugar donde se ubique.Con lo que a fin de cuentas la casa nos sale por un precio similar, incluso superior al de una casa convencional de las mismas características y tamaño.
Diseño: Este tipo de casas tienen el inconveniente de que tenemos que elegir un modelo existente, fabricado en serie y sin tener en cuenta las necesidades personales; y por tanto somos nosotros los que nos tenemos que adaptar a la casa.
Por el contrario las casas convencionales se ajustan a nuestras necesidades ya que son diseñadas a partir de nuestros gustos y características personales y familiares. En pocas palabras, es como si un sastre te hace un traje a medida o te lo compras de una tienda; nunca pueden quedar iguales.
En conclusión, como casi todo, depende. Depende del uso, del tiempo, del lugar….valorar el proyecto es fundamental para estas decisiones.