Qué es la aluminosis: causas y tratamientos

La aluminosis es una de las patologías más frecuentes en los edificios en España, sobre todo afecta a las estructuras de los edificios construidos en la década de los 60 y 70. Es una patología estructural que consiste en una reducción significativa de la resistencia del hormigón y produce la corrosión de las armaduras de las viguetas de hormigón armado.

Los principales condicionantes que aceleran la patología de la aluminosis se podrían resumir en tres:

-El clima de la zona (la temperatura, las precipitaciones, la humedad y la distancia al mar).

-La falta de mantenimiento del edificio (grietas, impermeabilizaciones inexistentes o  en mal estado…).

-La zona donde se ubique dentro del edificio (sobre todo en forjado de cubierta o de cuartos húmedos).

En 1929 se inició en España la producción del cemento aluminoso, pero fue entre los años 1950 y 1977 cuando se utilizó este tipo de cemento más masivamente sobre todo para la fabricación de viguetas pretensadas para la construcción de edificios. Fue en estas viguetas de edificios cercanos al mar donde se hizo más patente dicha patología. Por ello, a partir de 1977 con la EP-77 se prohíbe el uso de cemento aluminoso en elementos pretensados en España.

Este cemento lleva una alta concentración de alúmina, lo que le provoca cambios químicos ante determinados agentes, alterando sus propiedades. A altas temperaturas y humedades, la estructura de este cemento adquiera una mayor porosidad, con lo que pierde resistencia mecánica.

Los agentes que actúan son atmosféricos, de modo que el problema se circunscribió a los edificios de ciertas localidades en los que estaban presentes en el aire, como los de clima marítimo o de otro clima con industrias emisoras de gases que los contienen. Las patologías van a presentarse en los elementos que estén más expuestos a la intemperie en zonas costeras, donde además la presencia de cloruros de la sal aceleran el proceso de corrosión de la armadura, forjados de cubierta, forjados sanitarios no ventilados u otros afectados por roturas de bajantes, o tuberías, filtraciones, etc.

En cualquier otro sitio donde los agentes atmosféricos no son adversos, este tipo de hormigón funciona perfectamente.

Daños Producidos.

Dependiendo de la profundidad de carbonatación que ha sufrido el hormigón de la estructura podremos determinar si ha alcanzado la armadura interior o no.

En el caso de no alcanzar la armadura, los daños serían mínimos con apenas consecuencias, pero si la carbonatación alcanza las armaduras el daño puede ser muy importante. En este supuesto, las armaduras empiezan a oxidarse, lo que provoca pérdidas de sección del acero y por tanto fisuras, deformaciones en los forjados, desprendimiento de recubrimientos…

Debido a esta corrosión en la armadura de las viguetas, pueden producirse también una rotura por cortante cerca de los apoyos con las vigas y una rotura a flexión. Ello puede provocar el colapso de la estructura.


Diagnóstico
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- Identificar si el cemento empleado es aluminoso, mediante una inspección visual detallada del color: el hormigón de cemento aluminoso es ocre o marrón muy oscuro. También deberán efectuarse ensayos cualitativos, ensayos químicos y ensayos de difracción de rayos X, mediante los cuales se analizará la presencia o no de distintos elementos o compuestos propios del cemento aluminoso.

- Evaluar la seguridad residual de la estructura, analizando si aparecen grietas, manchas de óxido, deformaciones, flechas excesivas o pérdidas de sección, pudiendo realizar alguna cala para observar directamente la armadura.

- Comprobar si el hormigón está o no carbonatado (método de la fenolftaleína), aunque pueden existir estructuras que estén en un ambiente de humedad permanente y no estén carbonatadas, por lo que sus armaduras no presentan signos de corrosión. También puede darse el caso de que el hormigón esté carbonatado pero en el ambiente en el que se encuentra expuesto no exista una humedad que provoque la corrosión, no estando en peligro la estructura al no haberse producido una pérdida de sección de la armadura.

- Medir la velocidad de corrosión con la que, junto con la pérdida de sección de la armadura, se podría llegar a calcular la vida residual del elemento afectado. Ésta dependerá de la resistencia mecánica del hormigón, la sección de las armaduras y el grado de fisuración, que puede haber afectado a la adherencia del acero y el hormigón.

Tratamiento.

Una vez realizado el diagnóstico, dependiendo de lo afectada que este la estructura, adoptaremos la solución más adecuada a cada caso. Las soluciones pueden ir desde las más sencillas como el incremento del recubrimiento con mortero de cemento u hormigón adicional, hasta la reposición de las armaduras de acero estructural embebidas si estas estuvieran afectadas. Incluso si los daños fueran muy graves habría que demoler la estructura por completo. Existen métodos muy avanzados como la realcalinización electroquímica del hormigón afectado o la extracción electroquímica de los iones cloruro que dependiendo el caso pueden ser muy efectivos y ahorrar mucho dinero. Además se puede reforzar la estructura afectada con sistemas a base de fibra de carbono, con placas metálicas o incluso si fuera necesario con perfiles metálicos.

También existen métodos de prevención de la aluminosis como las impregnaciones hidrófugas o los revestimientos a base de resinas acrílicas que protegen el hormigón en su cara externa contra los agentes atmosféricos adversos.